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Mi novia, la Chuvi, era muy comprensiva y tolerante. Por eso conservaba amigas y amigos que tanto a ella como a mí (y sobre todo a mí) nos parecían algo desagradables. Decía que era gente a la que conocía de hace tiempo y que la amistad es más profunda que las diferencias de ideas.
Cuando pasó lo que les voy a contar teníamos 19 años. Llevávamos dos años juntos y aún nos quedaba aún uno más.
Una tarde, luego de ir al cine, me propuso que fuéramos a dormir donde su amiga Antonia, que estaba sola en su casa. Dijo que podíamos tomar y pasarla bien un rato más. La Antonia me caía especialmente mal, porque me parecía una persona superficial. Trabajaba como maquilladora y sólo hablaba de la moda, de verse bien y de comprar cosas. Pero igualmente accedía a ir, con la idea de que si nos quedábamos ahí iba a poder tener sexo toda la noche con mi novia.
Y ahí estábamos, una hora más tarde, en su casa, en su living, frente a Antonia, que era alta, de pelo largo y claro, con una figura esbelta. Y nosotros, mi novia y yo, bajos, mal vestidos, ella gordita y tetona y yo muy flaco.
Hablamos, tomamos, y en un momento se nos ocurrió fumar marihuana, pero no teníamos. Ahí la Antonia dijo que podía llamar a un vecino suyo, un amigo con derechos, que podía traer.
Cuando el tipo (no recuerdo su nombre) llegó resultó ser la versión masculina de Antonia, alto y esbelto, algo musculoso. La única diferencia es que le gustaba hacer chistes pesados a cada rato.
Ya muy de noche, como a las 3, cuando yo estaba curado, volado y aburrido, Antonia y el tipo comenzaron a besarse apasionadamente. En un momento Antonia nos dijo a la Chuvi y a mí que nos besáramos también. Lo hicimos. Después de unos minutos me di cuenta de que Antonia estaba masturbando al tipo. Me llamó la atención que su pene fuese tan grande y se viese tan duro. Él me miró y me dijo: Estamos como para un intercambio de parejas. Yo hice como que no lo escuchaba y seguí besando a la Chuvi, que ya me estaba abriendo el cierre del Pantalón. Pasé un rato con los ojos cerrados, besándola y sintiendo como me masturbaba. Comenzó a avergonzarme un poco mi pene de 14 centímetros.
Cuando volví a mirar a la otra pareja, Antonia estaba sin polera y sin sostenes, acariciándose los pezones con una mano, masturbando al tipo con la otra y diciéndonos: ya, vengan, no sean fomes.
La Chuvi me miró como preguntándome mi opinión. Yo le dije que si ella estaba de acuerdo lo hiciéramos. Fue en seguida sobre el tipo y comenzó a precticarte sexo oral. Yo, algo celoso, tomé a la Antonia de la mano, la recosté es el sofá, y comencé a penetrarla de inmediato, compulsivamente.
La escena me excitó tanto que eyaculé de inmediato, a los segundos. Tuve que estar un rato sentado mirando como el tipo follaba con las dos. Descubrí que lo que más que excitaba era ver como penetraba a la Chuvi, que daba unos gemidos de placer que no le había escuchado nunca.
Después de un rato pude volver a integrarme. Tuvimos sexo por horas. Lo que más me gustó fue cuando antonia en un momento se cansó y se limitó a mirarnos, y nos follamos a la Chuvi entre los dos, primero yo por la vagina, poniéndola en cuatro patas y él metiéndosela por la boca, y luego yo por el culo y él por la vagina. Me gustó también cuando la Chuvi me dejó eyacularle adentro y Antonia se tomó mi semen directo de su vagina.
Me desagradó un poco cuando Antonia insistió en meterse los dos penes en la boca y después nos pidió que le metiéramos los dos en su vagina, que podía llegar a ser inmensa. Me molestó también cuando el tipo, sin avisar, se corrió en la cara de la Chuvi. A ella, sin embargo, no parecía molestarle. Se mostraba de hecho satisfecha con todo lo que él le hacía. Me gustó cuando la Antonia le lamió la cara.

Oscar Pregunta respondida 25 octubre, 2018