Me llamo Ingrid, tengo 43 años, soy divorciada hace ya varios años. Mi matrimonio no fue bueno, eso es obvio, dado que me divorcié, pero en el aspecto de acompañamiento y sexual, fue bastante malo. Mi ex esposo no se preocupaba por satisfacerme, sólo me utilizaba. No me justifico, sé que estuvo mal, pero eso me llevó a tener un amante durante los últimos meses de nuestro matrimonio. A partir de mi divorcio me he estado soltando un poco el pelo, he ido disfrutando mi sexualidad y aprovechando el tiempo perdido; la verdad, me he divertido bastante. Actualmente tengo pareja desde hace casi un año y de ahí surge mi confesión o petición de ayuda o lo que sea. Desde hace algunos meses mi pareja, mientras estamos en el faje previo al sexo e incluso durante el sexo, me pide que le cuente de alguna ocasión en haya tenido alguna actividad sexual -en que yo haya hecho sexo oral, haya masturbado a alguien o incluso haya tenido sexo- le excita mucho que le cuente, ya hasta me pidió que hiciéramos un trío con otro hombre, cosa que no ha pasado. Me pregunta si algún ex novio o ex amante me ha buscado y casi me anima a verlos, me pregunta si me imagino cómo sería tener sexo con ellos hoy en día. El problema es que tanto me pide que le cuente o que le escriba, que no puedo evitar excitarme. El problema es que algunas de esas experiencias han sido con gente con la que aún tengo o puedo tener contacto y la verdad, me empieza a dar la cosquillita.