Ya había tenido encuentros sexuales con otras chicas, si, también estuve con hombres, pero ninguno (a) podrá igualar la experiencia que tuve con ella, una mujer que me presentaron para ir a un encuentro de colegio. Una chica de piel blanca, labios rosados, ojos color miel y cabello rubio, son esas características que te hacen imaginar una vagina y unos pezones deliciosos... Todo empezó un tiempo después que llegamos a la disco y me invitó a bailar (el gusto fue mutuo), era extrañamente delicioso, pues el bar es hetero y robamos todas las miradas al acoplar nuestros cuerpos de manera tan sensual a la música, éramos como un instrumento musical queriendo hacer un sólo. Las horas corrian, los tragos ya se hacían notar, mi deseo por ella salía a la luz y en cada pieza de baile juntabamos más nuestro sexo, era exitante, podía imaginar sus labios arriba de los míos haciendo una magnífica tijera. La pasión no se hizo esperar y decidimos marcharnos. Nos fuimos para un motel y la lujuria tenía afán, besos intensos, que boca tan rica, podía sentir las fibras de su lengua en busca de la mía, dentro de mi boca que chupaba con ansias la podía sentir en mi vagina, entrando y saliendo a su antojo, jugueteando haciendo figuras en mis paredes vaginales. Nuestros fervientes cuerpos imploraban desnudez la ropa fue cayendo sin mesura, logré contemplarla ¡Oh Dios! Justo lo que imaginaba: piel perfecta, medidas exactas a mis manos, exquisito el color de sus pechos que hacen juego con su tono, me maravilló, la tocó, la beso, siento su olor; recorro su silueta y woooow que hermosa y apetecible vagina, rosadita, caliente y mojada el más glorioso beso, me deleitó con su sabor, su textura, su fragancia. Me cuesta detenerme hasta que me regala su clímax, se ha venido en mi boca, aún me saboreo al recordarlo. Ella encima mío, yo encima de ella las dos, dos cuerpos iguales: 4 senos, dos vaginas, dandonos placer, frotando nuestro sexo, piel blanca y piel canela haciendo una excitante combinación. Memoró como apretaba sus pechos y mordida sus pezones, la manera en que rasguñaba mi espalda, como halaba su cabello mientras en cuatro le introducía mis dedos, nalgadas, gemidos, y las sábanas finalmente empapadas. Uno de mis mejores polvos