Y llegó el tan esperado miércoles, habíamos planeado este encuentro desde hace un par de semanas, lo habíamos conversado por varios días acerca de qué y cómo queríamos hacerlo. Nos conocimos hace cerca de un año y meses atrás por medio de Tinder y desde el primer momento supe que había sido el match indicado. Desde el inicio fue un excelente amante, me trataba como siempre lo había querido, fuerte, salvaje, intenso, con una mente perversa capaz de proponerme un par de cosas que había tenido en mente pero que a mis parejas anteriores no se habían atrevido a realizarlas, él tenía muchísima experiencia sexual y eso me excitaba demasiado, en la cama soy su perrita y siempre dispuesta para él, me fascina lo que hacemos.
Han sido muchas las tardes, noches y mañanas en las que hemos alcanzado juntos orgasmos realmente placenteros, pero el de hace unos días han sido de los mejores, tanto que aún sigo adolorida del cuerpo y solo de recordarlo empiezo a mojar mi ropa interior.
Me pidió que me vistiera de falda y tacones, trenza y lentes, así llegué a su casa, con un par de juguetes, un vibrador y unas bolas anales que prometían, junto a su miembro quitarme la virginidad. Tengo que confesar que nunca había usado juguetes y que nadie me había penetrado por atrás pero este hombre me dio la confianza de hacerlo y quise que fuera él el primero en gozar de mí. No mentiré, tenía miedo, creía que dolería tanto que pediría que parara pero, el sabía hacerlo y no me equivoqué al llegar lo vi, ahí estaba él, alto, grande, fuerte, con toda la virilidad que una mujer como yo esperaba tener en la cama y con una sexualidad que brotaban de sus poros. Entramos a su casa, le mostré los juguetes que había comprado mientras me cambiaba de ropa y al salir todo inició, empezamos a acariciarnos, y yo por supuesto moría por tenerlo en mi boca, así que no tardamos demasiado y bajé teniendo frente a mis ojos esa maravillosa verga, tan grande y deliciosa, por momentos tenía su verga, sus bolas y lamía debajo de ellas mientras acariciaba sus fuertes piernas, él me tomaba de la cabeza y llevaba el ritmo, me pegaba con su miembro en la cara y yo gozaba ver como disfrutaba de mi húmeda boca y sus gemidos que le provocaba. Me acostó en la cama para así penetrarme firmemente hasta que alguien tocó a la puerta y tuvo que salir, pero al regresar volví a mamarla mientras introducía en mí el vibrador haciéndome llegar un par de veces y retorcerme de placer. Pidió que me volteara, que me pusiera en cuatro con el vibrador dentro y dándome nalgadas fue entrando poco a poco en mi culito hasta que estuvo totalmente adentro y lo hizo sin parar, escupiendo en mi cara y jalando de mi cabellos y yo cada penetración la disfrutaba más, llegó al punto en que terminó y yo con él. No imaginé que lo gozaría de esa manera.
Pasaron las horas y se corrió un par de veces más en mi boca, tiene un sabor exquisito y cada vez me gusta más, él dice que le he dado el mejor sexo oral en su vida y es que de verdad disfruto hacerlo, me he venido incluso sin tocarme haciéndoselo.
Y como todo, llegó la hora de regresar a casa y despedirnos como siempre esperando pronto volver a tenernos y caer rendidos hasta complacernos y terminar ahogados en embriagadores orgasmos.