Pasada la interrupción, pongo seguro a la puerta y me dispongo a lo que pudiera ocurrir. Nos miramos y solo basta eso para confirmar lo que sucederá esa noche. Camino hacia la cama y trepo encima de él nuevamente. Ya con más confianza nuestras manos empiezan a husmear en esas zonas tan apetecidas. Empezamos a desnudarnos -quedando en ropa interior- y es un descubrimiento fascinante, sus proporciones (ya evicenciadas por su ropa ajustada) y su piel morena eran una combinación muy excitante, besos, lametones, leves mordisqueos fueron delineando nuestros cuerpos.
Se me hacía agua la boca al ver su pene erecto queriendo escapar de su bóxer, que ya estaba mojado. Bajé por su cuello, pecho y abdomen colmándolo de besos y chupetones como en una reverencia. Miré fijamente su pene, aproximándome lentamente podía percibir el olor de sus fluidos corporales, el sudor del día acompañado por su preseminal fueron como un afrodisíaco y empecé a chuparlo sobre el bóxer, mezclando su preseminal con mi saliva, permeando poco a poco su verga, la cual fui descubriendo despacio, sumido en la expectativa y la ansiedad. Es de un tamaño promedio, pero su textura era exquisita. Glande firme y cabeza suave (he tenido experiencias con cabezas tiesas y mamarlas es desagradable) además de que me excita demasiado jugar con el prepucio, correrlo, cubrir la cabeza del pene y meter mi lengua dentro, el chico lubricaba mucho y eso aportaba un sabor exquisito a la mamada.
Había un bello contraste entre nuestros cuerpos desnudos, ya que las fisionomías son opuestas: soy delgado, de piel blanca, ojos miel. Hicimos el 69 para disfrutar mutuamente de nuestras vergas y culos. Sobretodo su culo -de las cosas que más me excitan en el sexo es el beso negro, obviamente con las respectivas medidas higiénicas- la textura del ano me parece exquisita, por lo cual estaba ansioso por llegar a esta parte. Tenía buen olor, similar al de su entrepierna, entonces lamía levemente la zona, escupía, mordía sus glúteos y chupaba ansioso.
Cualquier homosexual que no sea versátil (que le gusta tanto penetrar como ser penetrado) tendrá problemas con su pareja sexual si no se conoce de anticipo esta información. Para mi caso, en la primera experiencia sexual con un chico que estaba explorando también, fracasé en el intento por ser penetrado, dado que no había sido dilatado, el intento de su verga en mi culo fue doloroso, desde entonces decidí nunca volví a intentarlo. Con alguna frecuencia me he masturbado el culo con los dedos, sin embargo no quise volver a ser penetrado.
El chico que tenía en frente (con sus proporciones exquisitas) y yo nunca habíamos hablado de nuestros roles sexuales, sin embargo no era difícil adivinar cuál sería el suyo –y no estaba equivocado- Era evidente para ambos lo que seguiría, sin embargo no lográbamos ponernos de acuerdo. Él quería penetrarme y yo a él, pero ninguno de los 2 cedía…