Luego de que mi esposa diò a luz hace algunos meses, tengo que ser mas delicado con sus senos al tener sexo, para no estimularlos y evitar que comience a salir leche materna. Sin embargo, hace algunos dìas despertè a media noche y mi esposa dormìa a mi lado, la bata que usaba se habìa deslizado lo suficiente para dejar sus pechos expuestos. La veìa dormir, pero sus senos estaban irresistibles, sentìa unas ganas enormes de chupar sus pezones. Comenzè a besar un seno alrededor del pezòn; suave como sin querer despertarla. Mojè bien mi lengua y comenzè a lamer el pezòn, haciendo circulos a su alrededor, entonces sentì como se ponìa duro. Comenzè a acariciar su otro seno mientras chupaba el pezòn un poco màs fuerte, estaban tan blandos, tan tibios, mi pene querìa explotar. Sin poder aguantar comenzè a chupar cada vez con màs fuerza ambos pezones mientras apretaba sus tetas, sabìa que ya estaba despierta pues habìa levantado sus brazos completamente para darme libre acceso. Yo seguìa apretando sus tetas, chupando sus pezones fuerte hasta que empezè a sentir su leche tibia y dulce en mi boca. Curiosamente no me espantè, me gustò. La dejaba caer de mi lengua de vuelta a sus senos y los apretaba nuevamente asì mojados, resbalosos. Sus senos estaban embarrados y yo seguìa chupando sus pezones, busquè con mi mano su entrepierna y la encontrè deliciosamente mojada y caliente, ella susurrò en mi oìdo, "mètemelo" y no desobedecì.