Empecé a salir con un chico y alguna vez me dijo que fuéramos a una discoteca y me presentaba a sus amigos. Pues así fue, y me encantó uno de ellos. Toda la noche lo devoré con la mirada, y después de un rato él también a mí. Coqueteamos y bailamos tanto que me di cuenta de que tenía algo grande en su pantalón, pero por 'respeto' a su amigo lo dejamos ahí. Sin embargo, él olvidó unas llaves que yo maliciosamente guardé sin decir nada, luego tomé su número del teléfono de mi chico y al día siguiente lo llamé para decirle que fuera a buscarlas a mi casa. Él, muy agradecido, aceptó de inmediato. Le di mi dirección, pero le dije que sólo iba a estar después de las 10 de la noche, así que quedó en llamarme antes de ir. Todo el día estuve medio nerviosa, pero cuando me dijo que estaba en camino me dio de todo, sentía un 'cosquilleo bajito' y hasta me sudaban las manos. Estaba ansiosa por descubrir ese paquete, y como me asustaba un poco que él se negara y yo quedara como una idiota, me puse una pijama con la que difícilmente se pudiera resistir y que a la vez pareciera casual. Un short pequeñito que dejaba asomar mis cachetes y una blusa blanca muy ceñida en la que se marcaban claramente mis senos.
Llegó, y ya con una cierta excitación que mis pezones delataban, lo hice seguir y lo invité a tomar algo. Él no podía disimular cómo su mirada recorría todo mi cuerpo, y yo ahora lo veía más sexy que la noche anterior.
Le dije que sus llaves estaban en mi cuarto y me levanté para ir por ellas. Volteé a verlo y tenía su mirada clavada en mi culo. Le pregunté si pensaba quedarse ahí, y con torpeza salió detrás mío.
Ya en la habitación fingí que las buscaba. Me puse en cuatro, me estiré, me senté sobre él, hasta que me preguntó qué quería. Yo le respondí abriendo mis piernas para que viera la humedad que se alojaba en medio. Él quiso negarse y empezó a hablar de su amigo, así que tomé su mano, la pasé suavemente por mi entrepierna y la llevé luego a mi boca para lamer sus dedos. No pudo resistir y se lanzó sobre mí. Sentí todo su paquete presionando mi vulva. Me arrancó el short mojado y empezó a darme sexo oral; me comió la vagina como si fuera la última mientras yo me retorcía, y cuando estaba tan empapada que sentía que goteaba, salió un tremendo miembro de sus pantalones y se metió profundamente en mí. No lo podía creer ¡se sentía delicioso! sentí que no aguantaba más, entonces llené mi boca de ese pene grande y duro con el que había fantaseado la noche anterior, lo lamí de arriba a abajo y lo chupé hasta que sentí que esa erección iba a perforar mi garganta. Me recosté sobre mi escritorio y dejé que desatara su ímpetu libidinal contra mí. Me aferré a su cuello mientras me penetraba, y entre besos y gemidos alcancé un éxtasis increíble al que anhelo volver.
Desde eso , me quedo con el amigo.