Mi madre y yo siempre hemos estado juntos, ella tiene 54 años y yo tengo 26. Soy hijo único y vivimos juntos desde siempre, ella se divorcio cuando yo tenía 9 años de edad debido a la violencia e infidelidades de mi padre.
Huimos a casa de mis abuelos pero al cabo de un mes nos mudamos a un pequeño departamento. Desde esa época dormimos, comemos y hacemos todo juntos. Tuve una infancia feliz.
Cuando llegue a la adolescencia cambio mis percepción de ella. Empezó a crecer un gran deseo por ella dentro de mi. Ella es pequeña como de 1.5 mts tiene tes clara, cara redonda, pelo liso, tetas pequeñas y pezones grandes, tiene un culo enorme, caderas amplias, piernas gordas y pies pequeños.
A esa edad ver cómo se cambiaba, como se movía y cómo olía me resultaba sumamente erótico. Además desde mi infancia ella me llama noviecito o esposito, suele bromear diciendo "me escape de mi esposo por mi noviecito".
En esa época no teníamos dinero y yo no tenía material para masturbarme así que ella se volvió mi fantasía. A veces durante la madrugada ella se masturbaba a mi lado, de lo exitado que estaba, terminaba eyaculando en mi ropa interior, ella nunca se dió cuenta porque yo lavaba la ropa.
En mi época de preparatoria yo me quedaba mucho tiempo solo en casa, ella iba a trabajar y regresaba muy tarde. Yo aproveché ese tiempo libre hurgando entre sus cosas, revisaba sus cajones de ropa, su computadora, y cada rincón de sus muebles, también me masturbaba con su ropa sucia. Revisaba su correo electrónico y teléfono porque me daban muchos celos pensar que saliera con alguien, por suerte nunca salió con nadie.
Los días viernes ella solía irse a beber con sus amigas y regresaba borracha, siempre continuaba bebiendo en la casa. Cuando estaba muy tomada ella decía que deberíamos casarnos o ser novias ya que siempre estábamos solteros, cuando escuchaba eso me hacía muy feliz pero también me incomodaba mucho la situación. Cuando terminaba de beber se quedaba dormida en la mesa o en el sillón y tenía que llevarla a la cama. Al principio la dejaba dormir dónde cayera pero un día me asusto porque se estaba ahogando con su vomito, desde entonces la llevo a la cama y la cambio.
Algunas veces bebía tanto que quedaba inconsciente, llevarla a la cama era todo un desafío porque era peso muerto, y cómo yo no era muy fuerte tenía que arrastrarla y después recostarla de costado.
Al principio sus borracheras me molestaban por todo lo que tenía que lidiar, tuve una adolescencia difícil llena de bullying y pensar que los viernes tenía que lidiar con sus episodios alcoholicos me frustraba. Pero todo cambio un viernes mientras la llevaba a la cama. Ese día mientras la intentaba subir a la cama, jale de su ropa para acomodarla pero sin darme cuenta safe su brassier y dejé al descubierto sus tetas, aún me acuerdo de la situación y me excito mucho. Fue la primera vez que ví sus tetas, eran pequeñas, con aureolas oscuras que contrastaban con lo pálido de su piel y con unos pezones saltones y regordetes del grosor de mi dedo meñique. Al principio intenté tapartala pero sus ropa se había enredado, e inclusive intenté despertarla para que ella se arreglará pero al sacudirla no reaccionaba. Me quedé un buen rato observándola sin saber que hacer, pero poco a poco se me empezó a erectar el pene, estaba muy caliente y lo único que se me ocurrió fue frotar mi pene en la orilla de la cama mientras la observaba. Ella estaba inmóvil y yo seguía eyaculando una y otra vez en mi ropa interior (aún era joven y un poco estúpido, nunca sacaba mi pene para masturbarme), recuerdo haber eyaculado unas 5 veces y después terminé orinando mis pantalones. Me quedé de rodillas un buen rato con la mente súper nublada jadeando como un perro.
Después de recuperar la consciencia tuve que cambiar mi ropa, limpiar el desastre, cambiar de ropa a mi mamá y acomodarla.
Desde ese momento, esperaba los viernes con ansias y mis acciones fueron más y más arriesgadas.