Todo empezó hace dos veranos, él, un hombre muy sexy, lleno de jovialidad y... Esas cosas, un abogado sumamente sexy, él era mi jefe en el despacho jurídico. Todo comenzó después de una consulta jurídica que le hice, (él me cedía la firma) , las miradas de ambos, él me acechaba y yo no podía evitar verle sus labios, muchas veces pensé que sería estúpido (sólo lo pensé) pasando los días, el coqueteo de ambos era más intenso, nuestros mensajes estaban llenos de calor ¡Que carajos pasa! Él todos los días aprovechaba para acercarse a mi, me saludaba cada vez más cerca de la comisura de mis labios, hasta que un día, tomé la iniciativa, podría ser que fuera buena idea, lleve al despacho un pequeño vestido, tacones (si, muy puta, posiblemente).
Cuando él me vio, no podía despegar sus ojos de mis nalgas, ni de mis piernas, ahí entendí que, le gustaba como me veía, estando en las últimas horas del día con él, estando solos, me acerque sutilmente a "despedirme" humedeci mis labios y un beso en la comisura, él me agarro de la cintura, me vio fijamente a los ojos, le sonreí y me beso, un beso sutil, iniciando con mucha timidez, todo empezó a subir de tono, ¿Qué más da? Le quite su saco, su corbata, mientras él me acariciaba con deseo, me apretaba las nalgas, y me acercaba más hacía él, sentí su miembro duro, él me empezó a subir el vestido, y yo a desabrochar su camisa, besé cada parte de su cuerpo, yo estaba totalmente excitada, quizá igual que él, baje y le hice un oral que sus piernas temblaban, se guardaba los gemidos, al venirse en mi boca, me subió de nuevo a sus labios, me empezó a besar con más pasión, más deseo quitándome el vestido, el sostén y mandando al carajo las bragas, estaba tan húmeda, me acercaba a su oído implorandole que me hiciera suya, que me cogiera, y solo con sus manos en mi vagina, provocando orgasmos. Ambos, sin aguantar más, él con su pene duro, me inclino en el escritorio, dejándome inmóvil y me empezó a penetrar, con su Corbata tapaba mi boca, cada embestida Era fuerte, el susurraba, "eres mía, me encantas" mis nalgas estaban rojas de lo fuerte que las nalgeaba, se quito y dejó que yo tuviera el mando, se sentó en su silla, y me monte en él, ambos viéndonos a los ojos, guardando los gemidos, él me mordía con tal salvajismo que, me exitaba cada vez más, no le basto, y me levanto, recostandome en el escritorio de nuevo, y me empezó a follar con más intensidad, me hizo terminar varias veces, quito de mi el poder absoluto, solo le susurraba que me diera más, él se vino dentro de mi, haciendo que yo llorará de placer, besó cada parte de mi, besando mis labios, cuando nos vestimos se acercó a mi, y al oído me dijo, eres mía, mi amante, mi amiga, me volteé a él le volví a besar con ternura y acepte el trato, desde hace dos veranos seguimos buscando la oportunidad para follarnos.