Obviamente ella no se llama Sandra. Pero esta mujer 25 años mayor que yo, me llevó a perder la virginidad y a disfrutar del sexo muchas veces en las oficinas cerradas del comando.

En el nivel más bajo, yo había entrado hacía relativamente poco a las fuerzas militares. Apenas ella me vio creo que dijo que era fácil tenerme, luego me enteré que era su costumbre estar con los más jóvenes.

Yo 19 y ella 40. La primera vez que hicimos algo fue una tarde de una reunión de generales, donde ellos estaban en lo más arrinconado. Ella me llevó al baño, me bajó los pantalones, me lo chupó y se sentó sobre mi. Sentí morir. Literalmente me dolió me hizo arder el pene y no disfruté casi nada.

Salí como alma que lleva el diablo y pensé que el sexo era muy doloroso.

Afortunadamente ella se tomó una segunda y una tercera oportunidad, y me hacía sexo oral y me fue gustando más y más y luego la penetré yo tomando el control y le entraba suavecito. Era increíble y no me venía tan rápido. Ella era muy caliente se venía rápido y le gustaba se veía en su cara la arrechera.

Fue impresionante saber que una mujer mayor te trajo a la vida a esta vida sexual. Fui afortunado, tuve una persona que me guío.

Han pasado más de 20 años y creo que soy un gran amante, libre y que debo seguir desarrollando la habilidad de leer exactamente qué requiere cada mujer con la que estás y como ella se siente plena. Desde la tierna que requiere suavidad, hasta la que requiere un amante fuerte, salvaje y que les da todo y con todo.

Espero terminar de vivir mi vida sexual hasta que el cuerpo y las emociones protejan mi vida y la gente que quiero.