Nos pusimos de acuerdo para vernos en mi lugar de trabajo, un lugar poco común para una "cita", nunca nos ha importado el lugar, solamente siempre queremos sexo y más sexo.
Esperamos a que fuera hora de salida y un poco más, para asesorarnos de que solo estuviéramos él y yo en el laboratorio, estábamos deseando comernos. Fui por él afuera del recinto y nos emprendimos a caminar hacia donde tendríamos por primera vez sexo en un lugar prohibido.
Ya todos se habían ido cuando llegamos al laboratorio, éramos como fantasmas, nadie nos vió entrar. Le di un recorrido en el salón principal para que conociera a que me dedicaba exactamente, pero mi vagina pedía a gritos ser penetrada en ese momento, aún así, seguí enseñándole el lugar.
Sentía que mis labios vaginales palpitaban y chorreaban cada vez más, deseando ser chupados y succionados por su boca. Él me seguía muy de cerca mientras yo muy profesionalmente explicaba mi trabajo, pero en mi cabeza volaban los deseos más carnales que puedan existir.
Llegó el momento, no sabía si besarlo para comenzar con un juego sexual o si abrirle su pantalón y jugar con su pene. ¿Qué creen que hice? Si, si, siiiiiiiiiii, saqué su pene y comencé a chuparselo, me lo quería comer a besos, le pasaba mi lengua de arriba a bajo aumentando la velocidad, quería tragármelo.
Y como estaba tan deseosa que me penetrara, lo agarré con mis manos, me coloqué de espalda a él y me lo metí por mi vagina. Él me agarró con una mano en mi cadera y otra en mis pechos, jalándome hacia él para penetrarme más duro y más rápido.
De repente su pene se salió de mi vagina y se posicionó en mi ano, el me pregunto: queres un poquito por acá? apenas murmurando le respondi que si, aunque nunca había tenido sexo anal en mi vida, ese día fue mi primera experiencia.
Me penetró analmente en la misma posición que estaba, solamente bajé mi cuerpo, me hice hacia adelante y me dediqué a sentir el mejor placer del mundo. Él me lo metia por mi culo, pensé que iba a sentir dolor pero nunca lo sentí, estaba tan mojada que su pene entraba y salía como si estuviera en mi vagina.
Jugamos, me la metía en mi vagina, me la metía en mi culo,y así repetidamente, el me masajeaba mi clítoris, me agarraba mis pezones, me mordía mi espalda, era tanto el placer que yo sentía que me mordía mis labios para no gritarlo.
Me encanta el sexo duro y fuerte, y así lo fue. Logramos eyacular los dos, él mientras me penetraba por mi culo sentia como su lechita forraba mi culito y yo en al mismo momento dejaba el suelo empapado con mi eyaculación, Amé terminar al mismo tiempo.
Nos abrazamos, nos besamos, y nos alistamos, todo quedó en su lugar... así terminó un jueves normal de trabajo en un lugar prohibido, el viernes solamente recordaba lo que hice el día anterior mientras trabajaba.
Planeamos otra cita en un lugar prohibido. Después se los contaré......