Soy estudiante universitario de 10 semestre y entre conversaciones de pasillo se escuchaban rumores de personas que habían tenido sexo dentro de la Universidad. La verdad esta idea siempre se me hizo muy atractiva. Tuve varias oportunidades contactando con chicos por apps, pero este método me genera desconfianza.
... Llevaba días saliendo con un chico que curiosamente era de mi Universidad, lo expreso así porque el entorno en el que nos conocimos nada tiene que ver con la U o lo académico. Después de haber tenido sexo con él, le propuse que una de las fantasías que yo tenía era tener sexo en la Universidad. La verdad se puso a la defensiva afirmando que era peligroso y que no estaba dispuesto a hacerlo; no pensaba darme por rendido, le expliqué que ya había analizado el lugar y las horas en que sería conveniente hacerlo, pero no logré persuadirlo, o eso pensé yo. A los días siguientes me dijo que estaba reconsiderando, lo cual me tomó por sorpresa pero me dejó a la expectativa, por fin iba a cumplir mi fantasía.
Un día martes me escribió a eso de las 11am, en la Universidad se estaba celebrando un evento deportivo en el cual suelen participar la mayoría de estudiantes de modo que los bloques iban a estar considerablemente desocupados. Aprovechando la convergencia de todos al polideportivo de la Universidad, podríamos pasar desapercibidos. Me dijo que quería comerme el culo en los baños de su bloque, le dije que tendría que esperarme 20 minutos debido a que no estaba en la Universidad. Me encaminé rápido a la U para no perder la oportunidad.
Nos encontramos en los pasillos del 2do piso, nos miramos confidentes, ansiosos y con algo de adrenalina por lo que sucedería, entramos a los baños empezamos a besarnos y tocarnos, caminamos a la última cabina y nos encerramos allí. El espacio era estrecho pero funcionaba bien para nosotros, él es moreno de cuerpo atlético y yo soy blanco y delgado. La verdad el contraste de nuestra piel y cuerpo me generan gran excitación. Me quité el pantalón para que penetrarme fuese más fácil, con una pierna sobre el tanque del inodoro y quedé frente a la pared, dejando mi culo a su entera disposición, con mi chico detrás empezó a dilatarme con sus dedos y saliva, mientras con la otra mano me sostenía de la cintura y colmaba mi cuello y espalda de besos. Ya preparado mi culo, empezó la expedición, lentamente me fue llenando con su rica verga, cuando finalmente estaba toda dentro, empezó a entrar y salir, cambiando de ritmo, procurando no golpear muy fuerte, pues aunque el bloque se encontraba muy solo, no faltaban las personas que no asistieron al evento porque no les gusta el deporte. Sin embargo la calentura nos ganaba y mi culo pedía que me diera con más fuerza. Hubo un momento en que suspendimos de golpe, sentimos los pasos de alguien que se dirigía al baño, me monté sobre la tasa del baño, evitando así que se vieran los pies de más al interior de la cabina. En suspenso y con la respiración agitada esperamos a que la persona saliera. Debo decir que la excitación aumentó después de que salió el chico, porque confirmaba lo que tanto nos atemorizaba, que podíamos ser descubiertos. Retomamos la misma posición y mientras me penetraba, giré mi cabeza para recibir sus besos. Su respiración, más agitada, anunció que ya estaba llegando al climax, aumentó la intensidad de sus penetraciones, y mientras se corría me aprisionó contra sí, mientras gruñía, gemía en mi oído.
Salió de mí, nos besamos, se quitó el condón y lo tiró en la papelera. Él salió de la cabina, y me esperó fuera del baño, mientras yo terminaba de organizarme. Me pareció irónico que al salir del baño entrara un profe que conocía. Tal vez estuvimos cerca de ser descubiertos.
Al salir, era evidente para ambos que queríamos más, de modo que esa tarde nos fuimos a rematar en un motel de la ciudad...
Los sábados salgo tarde de la universidad. Hay una zona de estudio que queda con la poca iluminación que se filtra a través de los árboles. En ese sitio está pensada mi próxima fantasía.