Voy contar algo que me pasó hace algunos días, para comenzar debo decir que la historia es cierta y tampoco es del otro mundo pero en lo que a mí respecta me marca un dilema moral tremendo, al final cuando las cosas ocurren siempre quedan pensamientos; moral, delito, abuso, soledad, calentura...
Soy un hombre de 29 años con muchas ideas en la cabeza pero con pocos billetes en los bolsillos que es lo que en realidad parece importar, siempre había tenido un vehículo propio así que no había tenido que sufrir mucho por las incomodidades que ofrece al diario "Transmilenio", este es el medio de transporte masivo de la capital de Colombia, por varias razones empecé a hacer uso habitual del orgullo capitalino, sin mucha costumbre en la maniobras en horas pico mi historia comienza en un bus, en el momento más congestionado de la mañana cuando la ciudad despierta y todos corren entre sueños y el sabor en la boca del café con pan del desayuno hacia el tedio del trabajo, luchando en un mar de gente igual de acostumbrada.
Esa mañana salí de casa, me gusta fumar un porro mientras llegó al portal para hacer más llevadero el viaje, como pude me monte en el bus rojo, me ubiqué sosteniéndome de una mano al tubo caliente que cuelga del techo del vehículo, mi otra mano quedó sin posibilidad de ofrecer algún soporte atrapada en medio del tumulto, el bus avanzo y las masas de cuerpos se acomodaron como pudieron dentro del articulado en movimiento, al lado mío una mujer con ropa de oficina ajustada luchaba para buscar un lugar, sin derecho a que me moviera por la presión ella puso su muslo en mi pierna, sentí el calor de su muslo tonificado muy cerca de mi pene que colgaba ingenuo dentro del pantalón.
Mis pensamientos se debatían, estar tan cerca de una mujer en una situación en que los ninguno de los dos dio permiso me ponía en un predicamento moral, sin embargo, no había mucho que hacer, ninguno tenía posibilidad alguna de movimiento, el olor proveniente de la mujer que tenía enfrente atrajo mi mirada hacia ella; tenía una cabellera ondulada abundante, un traje de oficina con una camisa roja que rodeaba unos senos redondos, blancos, profundos y vibrantes, esta imagen en movimiento me devolvió a lo que pasaba cerca de mi pene, la cercanía morbosa de esta mujer ardiente en mi pierna empezó a descontrolarme, de repente la siguiente estación y la gente se mueve como salchichas en una lata, luego el bus arranca y todos ocupan un lugar provisorio, el lugar que ella encontró la dejó con su nalga justo en la cremallera frontal de mi pantalón, el movimiento del bus balancea sus senos con un danza lujuriosa y hace que su cadera se mueva en frente mío de un lado a otro, mi pene crece y se apoya en mi pierna dando la impresión de dureza y fuerza marmolea, atrapado entre mi pierna y su nalga se pone más duro y transporta mi corazón allí abajo, palpitando con mayor fuerza que el motor del carro.
De nuevo mi moral, el placer contrastado por un sentimiento morboso de abuso, siento que me aprovecho de la situación mientras dentro de mi bóxer la cabeza de mi miembro intenta salir, y se moja en jugos que se esparcen en mi pierna y en el pantalón eso sin ser el momento en que más cantidad brota, ese de mayor excitación; la siguiente estación y el resultado es peor de perturbador, ahora siento sus nalgas en mi pelvis, en frente mío esta esa mujer rica, deliciosa, con el olor de la mañana en su pelo y sus senos humeantes de calor, mi boca queda al lado de su oído y el camino continua, de repente me dejo llevar y puedo sentir su culo en mi verga dura, sus nalgas presionado con fuerza de un lado a otro, como si quisiera sentir mi verga, como si quisiera llevar esa impresión en sus nalgas; sin embargo miro a los lados y mi corazón palpita como nunca, el morbo de excitarme con una desconocida en medio de la gente, no dejo de pensar en que ella se esté sintiendo abusada pero con el correr del trayecto su culo solo se mueve aumentado la calentura, me arriesgo y dejo salir un suspiro en su oído luego de que el bus frenara y mi verga se pegara a su culo con la fuerza de la acción contraria, me congelo por un momento y con otro movimiento dejo escapar otro, estoy seguro que me escucha así que me atrevo y hago fuerza hacia adelante, ella siente las ganas que tengo de hacer un hueco en la ropa y penetrarla, meter mi verga, estoy seguro que escucha mi respiración agitada, sé que quiere sentir mi verga rompiendo su ropa interior, abriéndose paso, pasando por cada pliegue, cada hendidura, llenando el espacio vacío que quiere disfrutar de la tensión del sexo prohibido, adentro, profundo y vibrante dentro de su vagina húmeda he hinchada.
La realidad se mezcla con la arrechera, la hierba, días sin sexo, la moral, el miedo, siento que puedo venirme en ese instante mismo, mis testículos se hinchan y se preparan para el momento, la verga se endurece y se tensiona, un silencio se apodera de la situación, el sonido del motor del carro cesa, el murmullo del montón humanos apretujados se detiene así como el tiempo, el miedo gana, no puedo terminar, ahora caigo en cuenta de la situación, reacciono al mundo y veo a mi alrededor, han pasado varias paradas y no hay tantas personas como en un principio en el bus, ella sin embargo sigue pegada a mi cuerpo sumergido en la excitación, pero el miedo gana y aprovecho la parada para bajarme, las miradas de los dos se encuentran y todo termina.
Esta es mi confesión, sé que este tipo de temas es un poco complicado porque no está bien aprovecharse de este tipo de situaciones, aunque a mi favor puedo decir que las cosas no ocurrieron porque yo la buscara, no dejo de tener un sentimiento de culpa porque admito que fue una situación muy excitante y al final yo permití que ocurriera, en fin esta es mi confesión un saludo!!