Lincy Acosta

Triple estimulación

0
Anonymous
Jun 23, 2017 12:03 PM 0 Answers
Member Since Jan 1970
Unsolved Solved Mark as Solved Mark as Unsolved
Subscribed Subscribe Not subscribe
Flag(0)

Estaba en el apartamento ocupado en no sé qué asuntos, no lo recuerdo, pero sí rememoro la llamada al cel; número desconocido y una voz algo ajena. ¿Hablas con…? (Casi tentado a escribir su nombre) ¿Estás trabajando? ¿Puedo ir un momento? Mi respuesta: hoy no, mañana sí a tal hora, me llamas sin embargo por favor. Llamada corta no más de un minuto, tiempo suficiente para ese tipo de comunicación.

El día se fue y llegó el del reencuentro; aseo al apartamento, a prepararse y esperar. No pensé que fuera a llamar, hacia meses que no nos comunicamos y francamente no me importaba, como no me importa si vuelve y desaparece o deja de existir. En fin, llamó confirmó y llegó 10 minutos antes. Entró con un vestido ligero de una pieza tipo short, mientras cerraba la puerta me enfoqué en esas nalgas que aun hoy son mi delirio; grandes, firmes, pomposas, sencillamente hermosas. Me acerqué y la bese y poco a poco me la fui llevando a mi habitación; le pasaba las manos por la cintura, por esas duras nalgas y la metí a mis aposentos.

Una vez ahí, de frente contra la pared, la tome del cuello con mi mano izquierda, la bese en su boca y cuello y le pregunte ¿Me extrañaste? Y ella respondió: ¿Tú qué crees? Eso excitó más, le apretaba del cuello, quería cogérmela y someterla como ella sabe que me gusta y me lo permite. Le quité el vestido y ella me quitó la camisa y le empecé a meter mi mano en su entrepierna y a jugar con mis dedos; estaba húmeda y ella gemía mientras la sometía sutilmente contra esa pared. Me sacó el pene del pantalón, me masturbo duro para ponérmelo como a ella le gusta; firme y grande, siempre me lo confesaba. No soporte más, se lo tenía que meter en la boca y la tomé del cuello y la ‘obligué’ a que me lo chupara. Lo hizo con ganas, con deseo, con lujuria, entraba y salía de su boca ayudada por su mano; como ella decía: me encanta tenerlo en mi boca y ver cómo te desesperar mientras se pone más duro y lo dejas salir de a poco.

Luego me dijo: a la cama, quiero hacer el 69. ¿Y yo? obediente como como un buen perro; ella arriba y yo abajo. Confieso que ese equilibrio no lo he logrado con otra o al menos, no lo recuerdo con tanta claridad; sumisa en su justa proporción y dominante en la dosis correcta para que agrade. Ella me lo chupaba una y otra y otra vez, bajaba y subía con su boca, o simplemente con esta quieta, y jugando con su mano, ella me ponía sobre las cuerdas; sabía que así podría obligarme a eyacular, pero entendía perfectamente hasta dónde ir. Conocía el frígido balance que hay entre su placer y mi éxtasis, sabia como manejar ese delicado punto de equilibrio. Y yo por mi parte, besándosela para iniciar mientras le tocaba y apretaba ese trasero de ensueño que sofocaba mi rostro. Mientras más se excitaba, más me concentraba en su clítoris, y luego a quedarme ahí; subía, bajaba, arriba abajo, en círculos… Para eso no hay técnica considero, solo las ganas de hacerlo, de desfrutarlo y de dar placer, lo demás lo pone ella en tu boca y así aumenta el deleite.

En fin, mataba el antojo de que se lubricara en mi boca y mientras yo lo hacía arañaba sus nalgas y las golpeaba, eso la excitaba más, eso la hacía más lujuriosa. Llegado un momento, estaba tan excitada y yo con tantas ganas de eyacularla en la boca, que le metí un dedo en el ano y otro por su vagina; entre más la estimulara y ella se viniera encima de mí (que lo añoraba), más posibilidades de derramarlo en su boca como a los dos nos encantaba: fuerte, espeso y abundante. Nunca lo había hecho lo la triple estimulación, jamás lo había planeado, en ningún tiempo lo había visto, solo que cuando me excitan correctamente soy muy creativo e inquieto en la cama; exploro desesperadamente en medio de la selva para matar a mi presa mientras me excita la cacería.

Fin de las metáforas, lo hice en su boca, la llene de semen como si de eso dependiera mi vida y ella encantada; aunque intentara hacerlo en su cara o lo hiciera para que se derramara simplemente (y en ocasiones ya lo había intentado y se lo había pedido), tarde o temprano terminaría en su boca o en su boca. Ella me decía: no lo puedo evitar, siento que se desperdicia y ese es mi premio. ¡Dios, me excito de solo escribir esto! En fin, se vino encima de mí y triplemente estimulada (confieso algo, me gusto y lo quiero repetir con otras) y yo luego le llene esa boca de semen, como hacía meses no lo hacía, como si no fuera a volver nunca. Al final, los dos a lado y lado de la cama.

 

Cuando los dos quedamos tendidos listos para el conteo de diez, no hablamos, nos quedamos quietos y esperamos el siguiente. Y la historia del siguiente lo escribiré luego, hubo tiempo para más de uno, hubo tiempo para darle más por su premio.

0 Subscribers
Submit Answer
0 Answers
Sort By:

Scroll al inicio