Desperté como siempre con la verga muy dura, ella estaba a mi lado con un short y una blusita de tiritas sin brasier, esas enormes tetas me llamaban, empecé a tocarla mientras ella me sentía duro en su culo y lo movía para sentirlo más, me encantaba tocarle las tetas y sentir como su pezón se ponía duro, la besaba mucho con mucho deseo, recuerdo que la arrechera hizo que le quitara el short y empezara a tocarle el clítoris y su chocho estaba ardiendo y baboso, se mojaba delicioso, solo recordar se me hace agua la boca, ese día le di mucho dedo antes de clavarla, la puse en 4 al borde de la cama y la penetre despacito, hasta el fondo, sentía como quemaba mi verga con ese calor que tenía en su chocho, le empecé a dar con más fuerza y más rápido para que se viniera a chorros como me gustaba, y asi fue, la manera de ver como sus jugos bajaban por sus muslos me ponía muy arrecho, sudábamos mucho, me encantaba sus gemidos y su “Oh!! Por Dios” cuando la clavaba con más fuerza, en ocasiones se la sacaba y le daba dedo asi en 4 y hacia que se chorreara delicioso y volvía a metérselo con más ganas hasta que pudiera derramar mi leche en sus nalgas, quedábamos satisfechos, sudorosos, cansados, untados el uno del otro y era delicioso.
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Los mañaneros son deliciosos hermano buen relato rica tu mujer al ponerse asi de cachonda cuando la tocas .no todas las mujeres expresan ese deseo por uno disfrutela